El futuro de la medición de la huella de carbono

A fines del año pasado, Quorn, la marca de productos de origen vegetal más grande del mundo que representan una alternativa a la carne, comenzó a añadir los datos de la huella de carbono «de la granja a la tienda» en los paquetes de sus 30 productos más vendidos. No fue una prueba piloto gradual sino que fue respaldada por una campaña denominada «Take a step in the right direction (Da un paso en la dirección correcta)» de varios millones de libras esterlinas, que consistía principalmente en publicidad televisiva en torno al impacto climático y la huella de carbono de los alimentos.

Para Peter Harrison, Director Comercial de Quorn Foods, ofrecer a los clientes datos sobre la huella de carbono proporciona a los consumidores la información que necesitan y desean para tomar decisiones informadas sobre los alimentos que comen. Anima activamente a otras marcas a unirse a ellos: «Por el momento no existe una cantidad diaria recomendada de emisiones de carbono, pero esperamos que si otras marcas de alimentos siguen nuestro ejemplo, podremos realizar mejores comparaciones a partir de nuestras cestas de la compra».

Sin duda, coincidimos con Quorn en tanto y cuanto identifica un intenso deseo de los consumidores de recibir información sobre la huella de carbono. Este mes publicamos un nuevo estudio que Carbon Trust encomendó a YouGov, en el que se confirma que los consumidores mantienen un elevado interés por el etiquetado de la huella de carbono en Francia, Alemania, Italia, los Países Bajos, España, Suecia, el Reino Unido y EE. UU.

Por ejemplo, dos terceras partes (el 64 %) de los consumidores en todos los países consultados señalaron que es más probable que tengan una actitud más positiva con respecto a las compañías que puedan demostrar que han reducido la huella de carbono de sus productos. Un 80, 82 y 79 % de los consumidores respectivamente en Francia, Italia y España indican que es una buena idea disponer de una etiqueta que muestre si se ha medido la huella de carbono del producto y si la empresa está esforzándose por reducir su huella de carbono.

La encuesta consultó a más de 10 000 adultos y el nivel de apoyo para el etiquetado de la huella de carbono fue superior al de encuestas comparables de la década anterior.

Un periodo de consolidación

Entonces, ¿es de esperar que más empresas indiquen las emisiones de carbono en la etiqueta?

No cabe duda de que estamos observando un intenso aumento en la demanda de etiquetado de productos con la huella de carbono y un crecimiento consecuente en nuestras licencias para etiquetas de la huella de carbono (aunque no todos los clientes miden su huella para después incluirla en la etiqueta de sus productos). Actualmente, estamos colaborando con más de 40 empresas en proyectos de etiquetado, algunos de los cuales se basan en licencias mundiales de etiquetado.

No es la primera vez que existe una gran demanda de etiquetado de la huella de carbono. En 2007 lanzamos la primera etiqueta de huella de carbono del mundo y, a partir de ahí, cada vez más empresas empezaron a usarlas como Tesco y PepsiCo, que incluían la cifra concreta de CO2 en los paquetes de sus gamas de productos destacados. 

Sin embargo, después de unos años de marcado interés, una serie de factores conspiraron para reducir el entusiasmo por el etiquetado de los paquetes, aproximadamente a mediados de la década pasada.

  • En esos momentos se pensaba que a los consumidores no les interesaba demasiado la huella de carbono de los productos.
  • A pesar del surgimiento de estándares técnicos consensuados, se consideraba que la medición de la huella de carbono era algo complejo y caro.
  • El espacio en el paquete era limitado y había más información importante que incluir, como la nutricional, que estaba bien consolidada.
  • A falta de una masa crítica de productos etiquetados con cifras concretas de la huella de carbono, por ejemplo en una categoría específica de venta al público, los consumidores no tenían valores de referencia para comparar la huella de carbono de un producto.

Aunque el entusiasmo por el etiquetado de los paquetes puede haberse atenuado, el interés en la huella de carbono como información empresarial y herramienta para la toma de decisiones ha persistido durante ese periodo. Este interés ha aumentado a medida que las organizaciones han extendido sus cálculos más allá de sus propias operaciones directas, con el consecuente aumento del escrutinio de las cadenas de suministro, y más empresas han incorporado la aspiración de reducir el impacto en el medioambiente a lo largo de toda la cadena de valor. De hecho, la comunicación de empresa a empresa de la información sobre la huella de carbono fue en continuo ascenso aún cuando la comunicación entre la empresa y el consumidor flaqueaba.

No obstante, actualmente observamos un resurgimiento del interés tanto corporativo como del consumidor en el etiquetado. 

El nuevo imperativo

Las empresas se encuentran en una posición muy diferente que hace tan solo diez años. Muchas están fijando objetivos más amplios fundamentados en la ciencia con miras a reducir las emisiones de carbono y colaboran con sus cadenas de suministro para cumplirlos. Se han anunciado objetivos nacionales de emisiones netas iguales a cero en una serie de jurisdicciones y las empresas están fijando objetivos equivalentes en el contexto corporativo. Mientras tanto, el Grupo de trabajo sobre divulgaciones financieras relacionadas con el clima refleja el llamamiento en favor de un nivel creciente de análisis del riesgo climático en las juntas directivas, que está incrementando la importancia del carbono tanto con respecto a la estrategia corporativa como con relación a la asignación de financiación para inversiones. 

Los consumidores también están prestando cada vez más atención al impacto de sus decisiones de compra en la huella de carbono. Están acostumbrados a tener siempre a mano datos precisos para facilitar la toma de decisiones, por ejemplo, tienen información médica en su móvil o reloj inteligente. Por ello, para muchas personas ya no es aceptable que cuando desean contribuir a gestionar el cambio climático encuentren dificultades de acceso a los datos que necesitan para informarse de sus opciones y están presionando a las empresas para que cubran esta necesidad de conocimiento.

A medida que aumenta el interés, también crece el escrutinio al que someten los medios y el público a las declaraciones de las empresas y, a su vez, este cambio está impulsando la demanda corporativa de servicios de medición de la huella de carbono de los productos. Para justificar las declaraciones en torno a las medidas climáticas, es más importante que nunca que se basen en datos creíbles y robustos que cumplen normas internacionales de certificación. Los clientes empresariales también siguen buscando información legítima sobre la huella de carbono para lograr sus objetivos de emisiones de Alcance 3 a lo largo de su cadena de valor.

A pesar de que han existido varios programas de etiquetado de la huella de carbono respaldados por el gobierno, su grado de adopción ha sido variable y no se han observado grandes deseos de reglamentar la actividad. Por el momento, es probable que las empresas respondan independientemente a la presión del público y los inversores, lo que generaría una lista creciente de productos que divulgan los datos de su huella de carbono, ya sea en los paquetes, en la documentación de sus productos o en un sitio web.

Es posible que todavía deban pasar unos años hasta que alcancemos una masa crítica de productos que publiquen su huella de carbono para facilitar una comparación precisa. Pero esta posibilidad parece cada vez más verosímil. 
 

El etiquetado de la huella de carbono de los productos: Estudio del consumidor 2020

Certificación de la huella de carbono de productos